martes, 15 de diciembre de 2015

El Viejismo




No mires mis arrugas atiende a mi experiencia

El viejismo
Se conoce como viejismo a aquel prejuicio relacionado con los adultos mayores, ancianos, en otras palabras lo relacionado a la vejez; y es un prejuicio tan extendido que lo practican la sociedad, los servicios de salud y lo más anecdótico, los propios pacientes.
Veamos un caso. Estaba realizando la consulta externa en una oficina asignada para mí durante mi época del residentado médico, cuando acudió a atenderse un caballero muy activo, dinámico y muy agradable y derrochaba mucha simpatía, digamos que su nombre era Florián.
Florián tenía 95 años y verdaderamente no parecía, aparentaba por lo menos unos 10 años menos, era un hombre totalmente lúcido, locuaz, de habla fluida y trato muy amable, muy educado, pues en su vida activa fue maestro de una escuela local. Durante la consulta conversamos de todo, desde un poco de política local hasta fútbol local.
El detalle de Florián es que era ciego, cuando le pregunté la razón de su ceguera, me contó que hace unos 10 años, cuando tenía 85 años le diagnosticaron cataratas las cuales se encontraban en una etapa muy avanzada y que requería como único tratamiento la cirugía, la cual no se realizó. Cuando le pregunté porque no lo habían operado me respondió con un poco de pena, quebrándosele la voz, que no lo operaron en aquella ocasión porque tanto el médico como sus hijos consideraron que Florián estaba muy anciano y que debido a su avanzada edad ya no era oportuno operarlo.
Recuerdo que me indigné, sentí un nudo en la garganta pues, consideré que privaron a un hombre activo dinámico, independiente y lúcido de gozar de la visión condenándolo a la ceguera, a limitar su vida y a convertirlo en una persona discapacitada. Si en ese entonces a sus 95 años era lúcido y activo, cómo sería 10 años menos.
El viejismo, “ageism” en inglés, término introducido por el gerontólogo norteamericano Robert Neil Butler en 1969 y que se refiere al prejuicio, que tiene la sociedad contra el proceso del envejecimiento.
Se dice que el viejismo comenzó con la revolución industrial o mejor dicho con la industrialización de la sociedad, pues antes de esta etapa, el anciano dedicado a la agricultura, la ganadería, artesanía, la docencia etc., no tenía problemas económicos grandes y era dentro de lo aceptable dueño de su tiempo y de su espacio y su experiencia era respetada pues su conocimiento y pericia se logró luego de muchos años de trabajo sostenido. Con la revolución industrial la experiencia paso a un segundo plano y lo que se necesitaba era de mano de obra barata y esta recayó en los jóvenes que iban a realizar actividades rutinarias, básicas y repetitivas, la máquina reemplazo al hombre pero sobretodo reemplazó la experiencia, se pasó a la producción en masa, en cantidad dejando a la calidad a un lado.
Desde el punto de vista médico, era un criterio de exclusión para ingresar a una unidad decuidados intensivos, el solo hecho de ser anciano, lo descalificaba de ingresar a recibir terapia intensiva de soporte, con instrumental complejo, así como algunas intervenciones de gran complejidad como los trasplantes de órganos; hoy en día si nos damos una vuelta por las salas de emergencias, hospitalización o de cuidados intensivos de cualquier hospital general vamos a ver que están ocupadas en su mayoría por personas adultos mayores ya que esta concepción errada ha ido desapareciendo.
En medicina el criterio más importante, para una intervención médica, o quirúrgica más que la edad, es el grado de independencia funcional, es decir, la capacidad de la persona para valerse por sí misma, el ser independiente. Diariamente vemos a personas de más de 80 años que están en perfectas condiciones físicas mientras que hay personas de 60 con grados de dependencia extrema, muchos en hemodiálisis, amputados, o dependientes del oxígeno por varios motivos, dejando de ser independientes y funcionales sino personas discapacitadas.
Desde el punto de vista social, vivimos en una sociedad anti envejecimiento, en donde el anciano es mal visto, se le ve como una persona pasada de moda, e inútil. Esta sociedad mitifica a la juventud pero desde el punto de vista físico, orientándolo a la belleza externa y basta dar una mirada a la televisión, a los comerciales, a las novelas y ver como el anciano ocupa roles de segunda categoría. Podemos ver como muchas personas llegan a extremos, muchas veces hasta ridículos para conservar una “eterna juventud”, pero externa, sometiéndose a cirugías plásticas deformándoseles el rostro, la expresión, llegando finalmente a ser una caricatura de ellos mismos.
Nuestra sociedad está descuidando los valores y, los principios, ve lo exterior, es decir mira el continente y no el contenido, mira el envase y no el producto del envase.
Todo parte de casa, eduquemos a nuestros hijos para que crezcan en una sociedad que vuelva a valorar al adulto mayor como el sabio que siempre ha sido y que recupere su sitial en la sociedad que por miles de años ocupó siempre

lunes, 2 de noviembre de 2015

Otorgar Poder o Declarar Interdicto a una persona



¿Otorgar Poder o Declarar Interdicto
Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Médico Geriatra
En muchas ocasiones los hijos de mis pacientes me han preguntado cómo podrían hacer para poder cobrar por ejemplo el sueldo de sus padres que están en un estado de postración y dependencia total. En otros casos el mismo paciente me pregunta cómo podría darle un poder para que su hija cobre su sueldo pues él por su avanzada edad y por presentar una enfermedad crónica incluso porque viva en un edificio se le hace difícil poder ir a cobrar su sueldo. En otras circunstancias el mismo paciente desea vender algún inmueble digamos una casa y  debe de presentar un certificado de salud mental.
Veamos algunos ejemplos ilustrativos.

El caso de María.
María era una ama de casa de 86 quien durante toda su vida fue muy trabajadora, crió a seis hijos varones, (que por lo que cuentan fueron unos chicos muy traviesos), o sea que ya nos imaginamos el duro trabajo que realizó María, que tuvo que cocinar, limpiar la casa y lavar y de los 6 jeanes llenos de tierra y mugre luego que los chicos terminaban de jugar en la calle. María enviudó a los 40 años, así que continuó sacando su casa adelante, tuvo la fortuna de ver logrados como profesionales a sus seis hijos. A los 75 años María comenzó a presentar los primeros síntomas de la demencia tipo Alzheimer es decir los primeros olvidos, posteriormente la enfermedad continuó su curso progresivo hasta que María a los 85 ya era una persona totalmente dependiente de otras personas, tanto en lo mental como en lo físico. Lo bueno de todo es que sus seis hijos estaban pendientes y atentos de ella incluso también lo estaban sus nueras y nietos.
María recibía una pensión muy pequeña de su difunto esposo y quien la cobraba mensualmente era Joaquín su hijo mayor a quien María cuando tenía los 75 años y aun contaba con lucidez le otorgó el poder para hacerlo. El problema era que con la pensión que recibía María no le alcanzaba para los gastos como la alimentación, cuidadoras profesionales las 24 horas del día, y las medicinas. Por lo que los hijos acordaron que iniciarían los tramites de interdicción para que uno de ellos Joaquín el mayor sea el curador quien administre los bienes de María, pues pensaban vender la casa y con el dinero recaudado solventar los gastos.
Pidieron mis servicios profesionales, y luego de visitar, examinar a María, certifiqué que efectivamente María era una persona dependiente, que no podía valerse por sí misma y que necesitaba de un curador.
Se inició el proceso judicial, fui citado ante el juez de familia y luego de entrevistarme con el magistrado y confirmar la validez de mi certificado (es decir que yo lo había escrito, firmado y sellado, que no era una falsificación) el juez mediante un acta Judicial decretó que María era una persona interdicta, o sea a partir de ese momento, María perdería una serie de derechos como ciudadana, que en la práctica ya los había perdido como votar, firmar documentos y delegar poder o redactar herencias. Quedando como curador, como la persona que se iba a encargar de todos sus problemas y de sus bienes, su hijo mayor Joaquín.

El Caso de Jorge
Jorge era un paciente de 90 años, soltero, arquitecto jubilado, quien sufría de diabetes mellitus desde hacía muchos años y que como complicación de esa enfermedad se le había amputado la pierna derecha, además veía con mucha dificultad. Jorge vivía solo en el tercer piso de un edificio que no tenía ascensor y cada vez que necesitaba cobrar su sueldo era toda una vía crucis pues tenían que ayudarlo a bajar y subir del edificio, con gran dificultad para subir al taxi. Jorge era un hombre lúcido y muy culto ya que había leído mucho durante toda su vida y incluso aún continuaba leyendo.
Jorge necesitaba que una persona pudiera ir al banco a cobrar su sueldo por él y de paso acudir a una cooperativa de jubilados en donde también le otorgaban un dinero por haber aportado muchos años a su empresa.
Jorge me llamo para que le redacte un certificado de lucidez mental en donde él de manera voluntaria y consciente le otorgaba el poder a Lily su sobrina para que ella pudiera ayudarlo en cobrar su sueldo y cualquier otro ingreso.  Luego de realizar el certificado, Jorge y Lily acudieron al Notario Público quien redactó un documento en donde comprobaban la  lucidez de Jorge y se realizó el trámite.
Hemos visto dos situaciones diferentes en donde el médico, que puede ser un psiquiatra, geriatra o neurólogo realiza un certificado, en el primer caso certificando que la paciente no está en buen estado de lucidez mental debido por algún tipo de demencia avanzado, infarto cerebral severo, sordera y ceguera a la vez, que le imposibilite a realizar cobros o ventas de algún inmueble, y en donde otra persona que a través de un trámite judicial se le otorga vía resolución del juez la curatela del enfermo quien pasa a la  condición de interdicto, es decir de una persona que ya no puede hacer ningún tipo de trámite.
En el otro caso el paciente es una persona lúcida que por alguna situación de tipo motor, por amputación, artritis o infarto cerebral que no le comprometió la cognición no puede desplazarse para realizar los trámites y que de manera voluntaria le otorga un poder a una tercera persona que generalmente es un familiar directo, para que esta persona lo realice por ella.
De acuerdo a las leyes peruanas ninguna persona de más de 70 años puede vender, comprar algún inmueble,  delegar herencia etc si es que no pasa por un certificado metal de lucidez, y quien lo pide es el notario público, para que se realice este trámite.
Lamentablemente se han visto muchos casos de abusos contra los adultos mayores, que de un momento a otro se les aparecen “sobrinos” o “ahijados buenos” que con argucias y engaños les van arrebatando sus propiedades, incluso, se han visto casos de matrimonios (cazamientos con z) en donde muchas veces la persona que lo cuidó o alguna  que se aparece de improvisto los casan y luego de obtener el matrimonio y el patrimonio de la persona lo abandonan. Es penoso escribir y contar estas circunstancias lamentables pero es necesario conocerlo para avisar y poner en alerta a los hijos o familiares del adulto mayor que viven solos y que por falta de afecto, o cariño son engañados por otras personas inescrupulosas que solo desean sus bienes materiales.
Los dos primeros casos el de María y el de Jorge son válidos, éticos y legales y se desarrollaron dentro de la legalidad con el único fin de ayudar al adulto mayor.
Siempre lo digo y lo escribo, dediquémosles siempre un tiempo especial a nuestros adultos mayores, en especial a nuestro padres. El bien más preciado para un adulto mayor, ya no es el dinero ni las cosa materiales sino el tiempo que la vamos a dedicar a ellos.

Hasta pronto
Dr. Carlos Sandoval
Médico Geriatra


domingo, 25 de octubre de 2015

Incontinencia Urinaria

La incontinencia urinaria Un serio problema muy común en el adulto mayor pero por ser muy frecuente no lo hace normal Muchas veces creemos que algún problema común en el adulto mayor por el hecho de ser muy frecuente en esta etapa de la vida, hace que parezca normal. Hace unas semanas en esta revista comentábamos que el dolor es muy frecuente en el adulto mayor pero que siempre se debía a alguna causa que lo produjera, Lo mismo sucede con la incontinencia urinaria. Veamos rápidamente cuatro historias.

LA HISTORIA DE AMELIA
Amelia era una mujer de 75 años, enfermera jubilada, con 6 hijos, todos nacidos de parto normal, muy activa, dinámica y colaboradora. Comenzó a presentar algunos escapes de orina cuando se reía, tocia, estornudaba o levantaba algún peso. Eran escapes de orina muy pequeños y salían de manera involuntaria. Amelia comenzó a utilizar unos pañales delgados tipo toallas higiénicas. Acudió al médico quien le diagnósticó que presentaba un cuadro de incontinencia de estrés.

LA HISTORIA DE PEDRO
Pedro era un varón de 80 años, que sufría de Parkinson, desde hace unos 8 años, y que llevaba bien controlada su enfermedad a base de medicamentos y terapias. De repente, comenzó a notar que mojaba su pantalón de orina sin que se diera cuenta y sin poder controlarlo. Era una gran cantidad de orina que mojaba gran parte del pantalón y lo curioso es que a veces no se daba cuenta en el momento que se orinaba. Acudió al médico y este le diagnosticó incontinencia urinaria de rebosamiento.

LA HISTORIA DE MARÍA EUGENIA 
María Eugenia era una mujer de 65, activa que se dedicaba al comercio, y aun trabajaba, tenía una vida social muy activa. Su problema consistía en que cuando sentía la necesidad imperiosa de orinar, iba corriendo al baño, y justo ya en la puerta de entrada éste, se le escapa una gran cantidad de orina. María Eugenia sí sentía la necesidad y notaba cómo se iba mojando la falda y que quedaba marcado la mancha de orina en su vestido. Acudió al médico y él le diagnosticó, incontinencia urinaria de urgencia

LA HISTORIA DE CARLOS
Carlos tenía 90 años, desde hace 5 años diagnosticado de Alzheimer, y desde hace dos meses comenzó a orinarse en la ropa y a no controlar los esfínteres. Fue llevado por su hija al médico y éste le diagnosticó incontinencia uriana funcional. Vemos en estas cuatro historias, todas diferentes, cuatro tipos de incontinencia urinaria, la de estrés (también conocida como de esfuerzo), la de rebosamiento, la de urgencia y la funcional.

Cada uno de estos cuatro tipos de incontinencia urinaria, van a presentar diferentes casusas de origen, diferentes cuadros clínicos y diferentes tratamientos. De manera que por un lado la incontinencia urinaria no es algo normal del envejecimiento y ésta cuando se presenta debe de ser investigada sus causas, observar con detalle el cuadro clínico y proponer el tratamiento adecuado para cada una de ellas. La incontinencia urinaria de estrés, se va a caracterizar porque se presenta generalmente en mujeres multíparas, que han tenidos más de tres partos naturales (vaginales) y que a la hora del trabajo del parto pujaron mucho ocasionando una debilidad del piso pelviano, que con el tiempo, el peso, van a ocasionar este tipo de incontinencia que se caracteriza por la expulsión de pequeños volúmenes de orina. Su tratamiento dependiendo de la gravedad del cuadro consiste en cremas vaginales indicadas por el médico e incluso la operación, en caso de que se llegue al prolapso vaginal. La incontinencia urinaria por rebosamiento, se va a caracterizar porque la vejiga no tiene un adecuado tono muscular, a éste tipo de vejiga se le conoce como vejiga neurogénica generalmente producida por lesión nerviosa a nivel periférico, o sea la vejiga no tiene tono muscular, y al no haber el tono muscular la vejiga se expande como si fuese un globo de agua. Posteriormente el propio peso sale la orina como rebalsando sin que el enfermo lo note. Se presenta en pacientes con enfermedad de Parkinson, diabetes mellitus o lesiones de la medula espinal. Su tratamiento es crearle al paciente horarios para ir al baño (así no tenga ganas), para organizarle una rutina y en los casos graves se termina usando sonda urinaria. La incontinencia urinaria por urgencia. La persona siente la sensación de ir al baño, pero cuando llega este le gana ocasionando expulsión de una gran cantidad de orina. Este caso se denomina vejiga irritativa, se puede presentar en personas con lesiones nerviosas centrales, secuela de infarto cerebral, uso de medicamentos etc. Su tratamiento es con medicamentos. La incontinencia urinaria funcional se va a caracterizar por que el aparato urinario está funcionando adecuadamente, pero el problema es a otro nivel como el caso del enfermo de Alzheimer, que el control voluntario de la micción esté perdido. El tratamiento consiste en crearle, al paciente, horarios para orinar y cuando éste falla se recurre al empleo del pañal. La micción es un acto individual y privado, que socialmente no está aceptado hacerlo público. La incontinencia urinaria no es normal, y muchas veces presentarlo puede conducir a la persona a la depresión, no desea salir de su casa pues piensa que se va a orinar, y va a sentirse inútil y pueril. Esto lo puede llevar a su vez al aislamiento social y a presentar conductas anormales que pueden requerirá ayuda profesional.

Hasta Pronto
Dr. Carlos Sandoval Caceres
Medico geriatra
pachogeriatra@yahoo.es

Me persigue un Aleman

¡Me persigue un Alemán! Confrontando a la enfermedad de Alzheimer Dr. Carlos Sandoval Cáceres Médico Geriatra pachogeriatra@yahoo.es En más de una ocasión le he escuchado decir a más de uno de mis pacientes esta frase (“Me persigue un alemán) cuando se olvidan de alguna palabra, algún hecho reciente o simplemente cualquier recuerdo. Mucha gente toma a esta expresión como chiste, broma o simplemente como un comentario muy superficial sin tomar en cuenta de que se trata de una de las enfermedades más terribles y devastadoras que le ha tocado vivir al ser humano, sobretodo en nuestros tiempos, que no solo le produce grandes problemas al enfermo que la padece sino también a sus seres queridos que lo rodean. Debido al aumento de la esperanza de vida en el mundo, cada día hay más ancianos por lo tanto existen más y más casos de ésta terrible enfermedad. Veamos la historia de Roberto Roberto era un abogado exitoso de 85 años, profesor universitario de gran trayectoria, gran lector de manera que era una persona muy culta e informada, aficionado a la historia y a la antropología, que era su pasión y entretenimiento, y que a pesar de no ser su profesión dominaba el tema como un experto en la materia. A los 65 años comenzó a presentar los primeros olvidos, se olvidaba generalmente de hechos recientes, como fechas, citas y a veces no le salían algunas palabras mientras conversaba o escribía. Debido a su gran cultura cuando no le salía una palabra usaba un sinónimo o una palabra relacionada y solucionaba momentáneamente su problema de memoria. Posteriormente el problema de la memoria se intensificó de manera que tanto su esposa como sus hijas notaron el problema. En una ocasión le reclamó a su hija mayor que porqué ya no lo llamaba ni lo visitaba, le dijo ya no lo quería y que lo tenía olvidado. El detalle fue que justo ese mismo día por la mañana su hija había estado con él desayunando en la casa. Comenzaron a preocuparse por el estado de su padre por lo que lo llevaron al médico. El médico luego de examinarlo y evaluarlo, le pidió una serie de análisis de laboratorio, una tomografía de cerebro, y lo derivó al psicólogo para que le haga una evaluación neuropsicológica que consiste en una serie de pruebas y test mentales para descartar problemas de la cognición (memoria, orientación, cálculo, juicio, razonamiento etc, que cuyo déficit nos lleva a la demencia), así como pruebas para descartar depresión o cualquier otro problema psicológico. El informe arrojó que Roberto presentaba un cuadro de demencia tipo Alzheimer en su fase inicial, su médico le recomendó a su esposa que Roberto inicie un tratamiento para esta enfermedad, que consiste básicamente en terapias cognitivas para estimular a sus neuronas y la conexión que existe entre éstas, le explicó así mismo que no existe un tratamiento farmacológico de eficacia comprobada pero que por lo menos al inicio de la enfermedad ayuda sobretodo en la memoria y en las actividades de la vida diaria. Con el tiempo, Roberto comenzó cada vez a ser más dependiente, ya no solo se olvidaba de las cosas recientes sino también de las antiguas, dejó de usar adecuadamente algunos instrumentos como el tenedor, la rasuradora, incluso había que ayudarlo a vestirse. Finalmente Roberto dejó de caminar, necesitaba ayuda para casi todas las cosas, incluso para alimentarlo, vestirlo, asearlo ya no reconocía ni siquiera a su esposa ni a sus hijas, usaba pañales, quedando confinado a su cama. Una enfermedad devastadora que te quita la personalidad La enfermedad de Alzheimer no solo afecta la salud física y mental de quien la padece sino que compromete su situación civil como ciudadano, va a impedir que el enfermo pueda firmar cheques, acudir al banco, hacer compras mayores, delegar herencias, transferencias etc. Va a llegar el momento en que los hijos u algún otro familiar van a solicitar que se le declare al enfermo interdicto para poder hacerse cargo de sus cuentas, su sueldo y cualquier trámite que el enfermo no pueda realizar. Esto se logra a través de una Decreto Judicial que lo emite el juez y se le declarara interdicto a la persona y otra persona, a quien se llama curador que generalmente es el conyugue o un hijo quien se va a encargar de los trámites y derechos del enfermo, pues éste ya no lo puede hacer solo. Esta enfermedad no tiene cura ni remedio por el momento Lamentablemente esta enfermedad no tiene cura, ni remedio que lo trate, o que por lo menos detenga su avance, es una enfermedad progresiva que va aumentando en intensidad y cada vez compromete la salud de la persona. Se ha investigado mucho, cada día se conoce más de esta enfermedad, pero aún no se logra dar con el tratamiento, incluso se estudian posibles vacunas. Los únicos fármacos reconocidos y autorizados no curan ni detienen la enfermedad solo ayudan en sus fases iniciales para mejorar los síntomas tanto de la memoria como las habilidades para realizar las actividades de la vida diaria. Solo Dar mucho amor a quien lo sufre Esta enfermedad además de ser devastadora para el enfermo lo es también para la familia pues, la familia sufre mucho al ver que día a día su ser querido se deteriora cada vez más, se hace más dependiente, débil y deja de ser él mismo etc. Es una enfermedad ingrata pues a pesar del amor y cariño que los familiares le brinden al paciente, éste no lo va a reconocer pues no se da cuenta y si se diera cuenta, lo va a olvidar inmediatamente. A veces estresa y cansa a los familiares (Síndrome del cuidador) por eso se recomiendan estrategias para el apoyo y suporte familiar, que participen no solo un hijo o hija, sino que lo hagan todos, incluso nietos, nueras, yernos y sobrinos. Sólo nos queda darle amor a quien la padece pues esta persona cuando estuvo sano y fuerte nos dio amor, apoyo y comprensión cuando fuimos pequeños. Hasta Pronto Dr. Carlos Sandoval Cáceres Médico Geriatra pachogeriatra@yahoo.es

Me persigue un Aleman

¡Me persigue un Alemán! Confrontando a la enfermedad de Alzheimer Dr. Carlos Sandoval Cáceres Médico Geriatra pachogeriatra@yahoo.es En más de una ocasión le he escuchado decir a más de uno de mis pacientes esta frase (“Me persigue un alemán) cuando se olvidan de alguna palabra, algún hecho reciente o simplemente cualquier recuerdo. Mucha gente toma a esta expresión como chiste, broma o simplemente como un comentario muy superficial sin tomar en cuenta de que se trata de una de las enfermedades más terribles y devastadoras que le ha tocado vivir al ser humano, sobretodo en nuestros tiempos, que no solo le produce grandes problemas al enfermo que la padece sino también a sus seres queridos que lo rodean. Debido al aumento de la esperanza de vida en el mundo, cada día hay más ancianos por lo tanto existen más y más casos de ésta terrible enfermedad. Veamos la historia de Roberto Roberto era un abogado exitoso de 85 años, profesor universitario de gran trayectoria, gran lector de manera que era una persona muy culta e informada, aficionado a la historia y a la antropología, que era su pasión y entretenimiento, y que a pesar de no ser su profesión dominaba el tema como un experto en la materia. A los 65 años comenzó a presentar los primeros olvidos, se olvidaba generalmente de hechos recientes, como fechas, citas y a veces no le salían algunas palabras mientras conversaba o escribía. Debido a su gran cultura cuando no le salía una palabra usaba un sinónimo o una palabra relacionada y solucionaba momentáneamente su problema de memoria. Posteriormente el problema de la memoria se intensificó de manera que tanto su esposa como sus hijas notaron el problema. En una ocasión le reclamó a su hija mayor que porqué ya no lo llamaba ni lo visitaba, le dijo ya no lo quería y que lo tenía olvidado. El detalle fue que justo ese mismo día por la mañana su hija había estado con él desayunando en la casa. Comenzaron a preocuparse por el estado de su padre por lo que lo llevaron al médico. El médico luego de examinarlo y evaluarlo, le pidió una serie de análisis de laboratorio, una tomografía de cerebro, y lo derivó al psicólogo para que le haga una evaluación neuropsicológica que consiste en una serie de pruebas y test mentales para descartar problemas de la cognición (memoria, orientación, cálculo, juicio, razonamiento etc, que cuyo déficit nos lleva a la demencia), así como pruebas para descartar depresión o cualquier otro problema psicológico. El informe arrojó que Roberto presentaba un cuadro de demencia tipo Alzheimer en su fase inicial, su médico le recomendó a su esposa que Roberto inicie un tratamiento para esta enfermedad, que consiste básicamente en terapias cognitivas para estimular a sus neuronas y la conexión que existe entre éstas, le explicó así mismo que no existe un tratamiento farmacológico de eficacia comprobada pero que por lo menos al inicio de la enfermedad ayuda sobretodo en la memoria y en las actividades de la vida diaria. Con el tiempo, Roberto comenzó cada vez a ser más dependiente, ya no solo se olvidaba de las cosas recientes sino también de las antiguas, dejó de usar adecuadamente algunos instrumentos como el tenedor, la rasuradora, incluso había que ayudarlo a vestirse. Finalmente Roberto dejó de caminar, necesitaba ayuda para casi todas las cosas, incluso para alimentarlo, vestirlo, asearlo ya no reconocía ni siquiera a su esposa ni a sus hijas, usaba pañales, quedando confinado a su cama. Una enfermedad devastadora que te quita la personalidad La enfermedad de Alzheimer no solo afecta la salud física y mental de quien la padece sino que compromete su situación civil como ciudadano, va a impedir que el enfermo pueda firmar cheques, acudir al banco, hacer compras mayores, delegar herencias, transferencias etc. Va a llegar el momento en que los hijos u algún otro familiar van a solicitar que se le declare al enfermo interdicto para poder hacerse cargo de sus cuentas, su sueldo y cualquier trámite que el enfermo no pueda realizar. Esto se logra a través de una Decreto Judicial que lo emite el juez y se le declarara interdicto a la persona y otra persona, a quien se llama curador que generalmente es el conyugue o un hijo quien se va a encargar de los trámites y derechos del enfermo, pues éste ya no lo puede hacer solo. Esta enfermedad no tiene cura ni remedio por el momento Lamentablemente esta enfermedad no tiene cura, ni remedio que lo trate, o que por lo menos detenga su avance, es una enfermedad progresiva que va aumentando en intensidad y cada vez compromete la salud de la persona. Se ha investigado mucho, cada día se conoce más de esta enfermedad, pero aún no se logra dar con el tratamiento, incluso se estudian posibles vacunas. Los únicos fármacos reconocidos y autorizados no curan ni detienen la enfermedad solo ayudan en sus fases iniciales para mejorar los síntomas tanto de la memoria como las habilidades para realizar las actividades de la vida diaria. Solo Dar mucho amor a quien lo sufre Esta enfermedad además de ser devastadora para el enfermo lo es también para la familia pues, la familia sufre mucho al ver que día a día su ser querido se deteriora cada vez más, se hace más dependiente, débil y deja de ser él mismo etc. Es una enfermedad ingrata pues a pesar del amor y cariño que los familiares le brinden al paciente, éste no lo va a reconocer pues no se da cuenta y si se diera cuenta, lo va a olvidar inmediatamente. A veces estresa y cansa a los familiares (Síndrome del cuidador) por eso se recomiendan estrategias para el apoyo y suporte familiar, que participen no solo un hijo o hija, sino que lo hagan todos, incluso nietos, nueras, yernos y sobrinos. Sólo nos queda darle amor a quien la padece pues esta persona cuando estuvo sano y fuerte nos dio amor, apoyo y comprensión cuando fuimos pequeños. Hasta Pronto Dr. Carlos Sandoval Cáceres Médico Geriatra pachogeriatra@yahoo.es

domingo, 20 de septiembre de 2015

“No tratar el dolor en un adulto mayor de un paciente es atentar contra sus Derechos Humanos”

Muchas veces creemos que el sufrir de dolor en la vejez es parte normal del propio proceso del envejecimiento. Nada más falso y erróneo, leamos la historia de Francisco. Francisco fue un paciente varón de 75 años de edad, un poco subido de peso, quien se desempeñó en su juventud como mozo en un restaurante de comida criolla y en donde trabajó durante 40 años continuos. Con el pasar de los años, y debido a su sobre peso, le comenzaron a doler las rodillas especialmente la rodilla derecha, que posteriormente le impidieron caminar con libertad por lo que tenía que apoyarse en un bastón. Luego, cuando llegaba a su casa después de trabajar sufría de grandes dolores ya no solo de la rodilla sino también de la cintura y espalda. Acudió al médico quien le diagnosticó artrosis, y le recomendó que bajara de peso, y tomara unas medicinas analgésicas para que se le quitara el dolor, estado que no mejoró, pues Francisco continuó presentando más dolores, por lo que tuvo que dejar de trabajar. Luego de dejar de trabajar, después de haber llevado una vida activa durante 40 años caminando y corriendo de un lado a otro, pasó a estar sentado y echado durante casi todo el tiempo, condición que le ocasionaría aumentar de peso, por consiguiente sus rodillas, caderas y columna tuvieron que soportar más peso. EMPEORÓ Los dolores de Francisco se intensificaron cada día más a tal punto que no quería moverse del lugar en que permanecía e incluso llegó a llorar por el dolor en varias ocasiones. Acudía al médico quien le recetaba los mismos medicamentos y le decía que el dolor era algo normal y que parte de la vejez, algo que Francisco no creía ni aceptaba. Acudió a mi consulta y efectivamente pude confirmar que Francisco sufría de mucho dolor, pues no solo lo expresaba verbalmente sino se expresaba en la expresión de su cara. Al inicio le indiqué analgésicos en ampollas para que se las aplicaran intramuscular y le recomendé que recibiera terapia no farmacológica como las terapias físicas que cuentan con herramientas muy buenas y efectivas para el dolor y en particular para la artrosis, como el calor local, ultrasonido, rayos laser etc. Les expliqué que parte de lo que se conoce como calidad de vida de cualquier paciente era vivir sin dolor, de manera que si el dolor no se calmaba le iba a ir aumentando medicamentos de mayor potencia hasta que se le fuera el dolor. En una ocasión tuve que recurrir a los parches de morfina para calmar el dolor. Al inicio tanto Francisco como sus familiares estuvieron renuentes al uso de la morfina porque pensaron que se podía volver adicto al medicamento. Le expliqué que la morfina indicada de manera responsable y profesional por un especialista no era contraproducente y sí tenía muchos beneficios pues, iba a mejorar su calidad de vida. Luego de unos meses, al ir disminuyendo el dolor, Francisco tenía otro semblante, era más alegre, más sociable y más amigable, podía dormir mejor y disfrutar de la vida de una manera más digna. LAS LEYES La Declaración Universal de los Derechos Humanos: Principio de No discriminación, nadie debe de ser discriminado por ningún motivo ni circunstancia, de manera que un adulto mayor con dolor debe de ser tratado hasta que se le calme el dolor así este no desaparezca pero si se atenúe. La Ley de las personas Adultas Mayores del Perú, Ley 28803. Artículo 3°.- Derechos de la Persona Adulta Mayor. 1. La igualdad de oportunidades y una vida digna, promoviendo la defensa de sus intereses. CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS MAYORES. Artículo 5 Igualdad y no discriminación por razones de edad. La conclusión y moraleja de esta historia es que el dolor no es normal, en ninguna condición o situación de la vida, en ninguna etapa de la vida. El dolor es anormal y debe de ser tratado. El dolor se debe a una situación que lo produce, sea esta una caída, una fractura, una enfermedad crónica degenerativa o un cáncer de manera que sea cual sea la causa que ocasiones el dolor, éste debe de ser tratado y atendido. Aunque muchas veces no logremos desaparecerlo del todo, por lo menos podremos atenuarlo Por un tema de derechos Humanos y de Dignidad ningún ser humano debe de sufrir de dolores, la ciencia y la medicina ha avanzado mucho para ello y se deben de aplicar tanto las medidas farmacológicas como las no farmacológicas para que nuestro enfermo, nuestro paciente o familiar, tenga la enfermedad que tenga, y el pronóstico que tenga, no viva ni sufra con dolor. CARLOS SANDOVAL CÁCERES

domingo, 30 de agosto de 2015

No todos los problemas del sueño se resuelven con medicinas

La semana pasada acudió a mi consulta don Esteban, traído por su hijo Eduardo, quien estaba muy preocupado porque su padre no podía dormir bien y me pidió que le recete una pastilla para que duerma. Don Esteban es un viudo de 90 años de edad que durante su juventud fue un militar muy disciplinado y quien llevaba una vida muy ordenada, acostumbrado a levantarse, acostarse, ingerir sus alimentos, etc siempre a la misma hora. Luego de enviudar, don Esteban se fue a vivir a la casa de su hijo menor Eduardo, quien tiene cuatro hijos adolescentes que eran fanáticos del rock, y que solían escuchar música con el volumen muy alto y a altas horas de la noche. Al interrogarles sobre sus hábitos de sueño, Eduardo me dijo que solía acostar a su padre a las 7 de la noche, prácticamente inmediatamente luego de cenar. Don Esteban sufría de artrosis que le ocasionaba mucho dolor en las rodillas y un enfisema moderado (enfermedad de los bronquios), que en algunas ocasiones le impedía respirar bien. Solía tomar analgésicos para el dolor de las rodillas e inhaladores para el problema del enfisema. Posteriormente pude comprobar que don Esteban lloraba todas las noches recordando a su esposa Clara recién fallecida. SIN MEDICAMENTOS Prácticamente lo único que me pidió el hijo para solucionar el problema de su padre era que le recetara “un remedio para dormir”. Le tuve que explicar a Eduardo que su padre tenía varios problemas externos que le producían muchos problemas del sueño y que solucionados estos, sus problemas se podrían resolver sin necesidad de administrarle medicamentos para dormir. Le expliqué que acostar a una persona a las 7 de la noche, implicaría que esa persona luego de 8 horas ya debería de estar despierta o sea a las 3 de la mañana, de manera que lo acostaba muy temprano, luego que el ruido que ocasionaban los hijos no era prudente ni saludable, que el dolor de rodillas también le ocasionaba problemas, lo mismo que el uso de este tipo de inhalador pues producía taquicardia y temblor del cuerpo. Le explique que don Esteban estaba cursando un problema depresivo porque aún se encontraba en la fase del duelo y que este todavía no estaba resuelto. Eduardo optó por acostar a su padre más tarde, a las 11 de la noche, luego que don Esteban viera un poco de televisión, acompañado de la familia, dejaba reposar un par de horas la ingesta de la cena, se le administró un tratamiento para el dolor de la rodilla, y se le cambió el inhalador que incluso ya no se lo aplicaba inmediatamente antes de dormir sino unas horas antes, sus nietos entendieron que no debían de poner la música con el volumen tan alto y finalmente le administré un tratamiento para la depresión. Don Esteban recién pudo dormir adecuadamente. Con el transcurrir de los días, mejoró su estado de ánimo, su apetito, era más activo, más dinámico y los dolores comenzaron a desaparecer, así como su cuadro depresivo. Es importante dormir bien (en calidad y en cantidad). El sueño es una necesidad fisiológica muy importante para todos nosotros, así como lo es alimentarse, abrigarse, orinar y defecar. Por lo tanto debemos de cuidar de nuestro sueño y de las personas que dependen de nosotros, hijos pequeños, y padres muy ancianos. No existe un número de horas establecido para dormir, suele oscilar entre 6 y 10 horas, de manera que el promedio de 8 horas. Lo ideal es que al día siguiente luego de despertar, la persona sienta que ha tenido un sueño reconfortante y reparador. PRIMERO BUSCAR LA CAUSA DEL INSOMNIO Muchas veces queremos solucionar los problemas del sueño con una pastilla y muchas veces algunos médicos suelen indicar de manera refleja este tipo de medicamentos cuando el paciente le informa que no duerme bien. Antes de administrar estos remedios, debemos de evaluar algunos problemas externos de la persona como el ambiente, si es fresco, templado, sin ruidos y sin mucha luz. A veces cerrando las ventanas, corriendo las cortinas o cerrando las puertas para evitar el ruido vamos solucionando algunos problemas. En otras ocasiones muchas enfermedades que pueda padecer nuestro paciente son los responsables del insomnio, principalmente el dolor, nadie puede dormir con dolor, en otras la falta de aire, el estreñimiento, los cólicos, enfermedad tiroidea, la enfermedad de Parkinson y la depresión entre varios, son los responsables. Algunos medicamentos son los que quitan el sueño, como los antigripales, medicamentos para el asma, tiroides, relajantes etc, así como el alcohol y el café. El estrés y los problemas de ansiedad también suelen considerarse. RECOMENDACIONES Se debe de tener un ambiente adecuado para dormir, sin ruidos, luces, buena temperatura. No ingerir alimentos inmediatamente antes de acostarse, se debe de esperar por lo menos dos horas. No realizar deporte y actividades físicas intensas antes de dormir. Se debe de tener un horario, para acostarse y despertarse. Si hay problemas del sueño evitar las siestas prolongadas durante el día. Durante el día, No usar pijama (muchas veces los adultos mayores están con pijama todo el día). Dejar los problemas de TRABAJO en el trabajo o durante el día. Evitar la ingesta de alcohol y café antes de acostarse. Acudir al médico para los chequeos regulares de la presión arterial, glucosa, colesterol y el peso. Muchas veces una taza de leche caliente ayuda, un baño con agua tibia es un muy buen relajante. Acudir a las hierbas naturales, relajantes como la manzanilla, el toronjil, pimpinela o valeriana. Si a pesar de todo lo recomendado, no se logra conciliar el sueño recién el médico puede indicar el medicamento adecuado y este debe de ser administrado por breve tiempo, máximo unas dos o tres semanas. CARLOS SANDOVAL CÁCERES

domingo, 23 de agosto de 2015

“No todos los casos de olvidos están relacionados a las demencias o a la Enfermedad de Alzheimer”

Es muy frecuente en la consulta diaria, que acudan los pacientes preocupados por la presencia de olvidos o por la aparición reciente de éstos, porque según ellos, se están olvidando de las cosas, algunos a manera de broma suelen decir, que hay un “Alemán” que les está robando su memoria. La experiencia personal me ha mostrado que cuando viene a la consulta el paciente solo y que es una persona independiente preocupado por su memoria, éste paciente casi siempre está bien de su memoria, estado que corroboro con la entrevista, algunos exámenes de laboratorios y exámenes de imágenes del cerebro, por lo tanto no tiene la terrible enfermedad que nos preocupa y asusta a todos, La Enfermedad de Alzheimer. Recuerdo el caso de Don Lucho, un maestro jubilado de 80 años que trabajó en una escuela primaria del Ministerio de Educación y que por las tardes enseñaba matemáticas en una academia preuniversitaria. Don Lucho se jubiló a los 70 años y continuó dictando sus clases particulares en la academia preuniversitaria hasta los 75. Durante los últimos 5 años se dedicó a leer novelas, el periódico, y a caminar, porque como lo mencionó en la entrevista era un hombre muy activo y no le gustaba quedarse quieto en la casa sin hacer nada. Don Lucho sufría de diabetes mellitus y de hipertensión arterial, ambas enfermedades estaban bien controladas pues Don Lucho era un paciente muy disciplinado que tomaba puntualmente las medicinas que le indicaba su médico del Seguro Social a donde acudía todos los meses. Acudió a mi consulta quejándose de que se olvidaba de las cosas, de que en algunas ocasiones no encontraba las llaves de la casa o el control remoto del televisor y que en algunas ocasiones no podía recordar algunas palabras frecuentes. Don Lucho era soltero y vivía solo en un departamento, una vez por semana acudía una señorita que realizaba la limpieza de la casa, desayunaba y almorzaba en una restaurante cerca a su casa que le daba pensión regular y por las noches solo cenaba un sándwich y una taza de té, en general Don Lucho vivía tranquilo, sin problemas. Durante toda la entrevista Don Lucho se encontró cordial, atento y me respondió todas las preguntas que le hice, como la fecha, el día, la hora aproximada, el lugar en donde estábamos. Le pregunté sobre datos más complejos sobre el nombre de presidentes, alcaldes, capitales, actores de cine etc, todas las respondió sin ningún problema, posteriormente le ordené una serie de análisis de laboratorio que incluía un hemograma, glucosa, colesterol pruebas hepáticas y de tiroides. Finalmente y a insistencia de él, le solicité una tomografía de cerebro. A la semana siguiente cuando acudió por los resultados, pudimos ver que todos los análisis indicados estaban bien, incluida la tomografía del cerebro, salvo un leve incremento en los valores normales del colesterol por lo que le sugerí que disminuyera el consumo de frituras y carnes rojas. Le explique que no se preocupara, que por el momento su cerebro estaba bien, y que la razón de sus olvidos era por una situación muy común y completamente normal que se llama Deterioro de la memoria asociada a la Edad. Un término aceptado en la literatura médica y reconocido como un problema frecuente y común. El Deterioro de la memoria asociada a la edad (DMAE) es un término que propuso El National Institute of Mental Health (NIMH) de los Estados Unidos incluso tiene sus criterios de inclusión y exclusión para considerarlo como tal, y se refiere básicamente a los olvidos que puede presentar cualquier persona mayor de 50 años y que no comprometa su funcionalidad, su independencia y su libertar para realizar las actividades básicas de la vida diaria de la persona. Muchas veces está relacionado con la disminución de la atención y al distraimiento, que muchas personas lo presentan. Por lo tanto, el olvidarse de las llaves del auto, del control remoto del televisor, de la cartera etc, o de algunas palabras que las tenemos en la punta de la lengua, no debería de asustarnos, mucho, pues los olvidos relacionados a la edad son procesos normales. El cerebro al igual que los demás órganos del organismo como el riñón, el hígado y el corazón, también envejecen y ya no están al 100 % de su funcionalidad como cuando se tenía 20 o 30 años, todos los órganos se van deteriorando producto del envejecimiento, lo mismo el cerebro. Pero al igual que Don Lucho siempre es bueno y necesario que acudamos a nuestro médico de cabecera para hacernos un chequeo regular y descartar no solo problemas de la memoria sino de toda la salud en general. Vemos que muchos pacientes se preocupan de su memoria y no se preocupan de cómo funcionan sus demás órganos como su riñón, su hígado o su corazón, el chequeo médico general es muy importante. Hasta la próxima si Dios lo permite Dr. Carlos Sandoval Médico Geriatra pachogeriatra@yahoo.es